Cinco consejos para un noviazgo cristiano saludable
En las Sagradas Escrituras se dice muy poco o casi nada acerca del noviazgo. En realidad, lo que vemos son solamente algunos medios mediante los cuales se conseguían esposas (Génesis 24:4; 29:15-19). Lo más parecido al noviazgo que vemos en la Biblia es el desposorio, el cual era un compromiso prematrimonial, pero que tenía muchas de las implicaciones del matrimonio. El compromiso asumido en el desposorio era tan serio que si se disolvía a causa de una inmoralidad sexual, esta disolución se consideraba un divorcio y el que cometía la inmoralidad debía ser apedreado (Deuteronomio 22:23-30). Es por esta causa que José, un hombre justo, decide divorciarse de María secretamente cuando creyó que está había cometido adulterio, para que no la apedrearan. Si el noviazgo realmente no es bíblico, ¿por qué hablamos entoces de noviazgo cristiano?
El noviazgo, en sentido general, es una relación de pareja distinta y previa al matrimonio, en la que buscamos conocer bien a la persona con la cual estamos pensando pasar el resto de nuestras vidas, porque, en realidad, a pesar de que los noviazgos seculares con frecuencia lo que buscan es placer, el noviazgo debe apuntar hacia el santo estado del matrimonio. El noviazgo cristiano no existe como tal, el noviazgo es simplemente una relación, los cristianos son las dos personas que lo componen. Sin embargo, utilizamos el término para diferenciar la manera en la cual deben conducirse los novios cristianos, que dicho sea de paso, debe ser distinta a la de los novios seculares. Como mencioné en el párrafo anterior, la Biblia no nos arroja mucha luz acerca de este tema y, desafortunadamente, en las iglesias, las orientaciones en torno al mismo son bastante escasas. No soy un experto en la materia, de hecho, no soy experto en ninguna materia, empero, creo que tengo algunos consejos que aportar, debido a que, aunque ahora estoy felizmente casado, antes de estarlo, fui novio y como fui novio, hay algunas cosas que aprendí de este proceso y mediante estas líneas, quiero externárselas a ustedes:
1. Oren y busquen la dirección de Dios.
He notado que algunas personas oran fervientemente cuando quieren establecer una relación de noviazgo, pero después que ya son novios, descuidan la oración. ¡Grave error! ☹ Se supone, que las relaciones de noviazgo, como lo indiqué en los párrafos que preceden, deben estar orientadas al matrimonio y, por lo tanto, debemos buscar la dirección de Dios para que nos guíe en tan importante camino que vamos a recorrer. Nuestras mentes son finitas; la de Dios, infinita y, como dicen las Escrituras, sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos; y sus caminos, más altos que los nuestros (Isaías 55:9). Hay cosas que nosotros no sabemos que Dios sí las sabe y por eso es que debemos orar. No es un secreto para nadie que hay noviazgos que no son convenientes, y si oramos, Dios puede guiarnos a salir de éstos y como dicen por ahí: “Es mejor que se rompan cien noviazgos y no un matrimonio”. Queridos novios, oren, no dejen de orar, oren sin cesar y Dios los guiará.
2. Conversen y conózcanse lo más que puedan.
El propósito del noviazgo es, precisamente, que los novios se conozcan bien, pero estos no se conocerán si no conversan. Las personas no se hacen novios solamente para besarse y acariciarse (que dicho sea de paso, hay que tener mucho cuidado con eso), sino para conocerse mutuamente. Es obvio que no se van a conocer del todo en el noviazgo, que hay cosas que, quizás, saldrán a la luz en el matrimonio, pero mientras más transparentes son durante el noviazgo, menos sorpresas habrá en el matrimonio, y por ende, les irá mejor.
3. Manténganse puros.
Me gustaría pensar que se sobreentiende que las relaciones sexuales están reservadas para el matrimonio, pero al ver tantos casos de fornicación, pienso que quizás, necesitamos enfatizar este punto un poquito más. Los novios cristianos deben hacer hasta lo imposible por no caer en pecado. El pecado sexual es una desgracia que mancha las relaciones y trae muchos sinsabores a las vidas de las personas involucradas. Para evitar el pecado, no podemos ser pasivos. La Biblia nos dice que no debemos ignorar las maquinaciones del diablo (2 Corintios 2:11). Satanás es muy astuto y empleará muchos métodos para hacernos caer, razón por la que recomiendo las siguientes medidas:
- Eviten los lugares solitarios por tiempos prolongados.
Los novios, obviamente, deben pasar tiempo juntos para que se conozcan, sin embargo, deben evitar, en la medida de lo posible, juntarse en espacios solitarios donde nadie los pueda ver, por ejemplo: en habitaciones, lugares muy oscuros, etc. Si quieren hablar a solas, vayan a un parque, a la heladería, salgan al balcón de su casa, en fin, permanezcan en lugares donde puedan tener privacidad, pero donde la gente pueda verlos.
- No sostengan conversaciones picantes.
¿Conversaciones picantes?, ¿cómo así? No se hagan los ingenuos, que ustedes saben a lo que me estoy refiriendo. Eviten conversaciones eróticas o de tipo sexual, porque eso activa las lascivias y los apetitos sexuales. Amados hermanos, encarecidamente les pido que avadan ese tipo de conversaciones. El fenecido pastor Adrián Rogers dijo en una ocasión: “El que no quiere caer, no debe andar por lugares resbalosos”. Así que, si usted no quiere fornicar, eluda las conversaciones de tipo sexual con su novio o novia.
- Tengan cuidado con las caricias.
Es normal que los novios se besen y se abrasen, pero eso no debe pasar de ahí. Los novios deben ser demasiado cautelosos con las caricias. No se debe, bajo ninguna circunstancia, tocarse las partes íntimas, como los senos, pompis y otras partes que dejaré a merced de su imaginación.
4. Rodéense de la gente correcta.
Evalúen bien las personas que tendrán a su alrededor. Hay gente a la cual no nos conviene tener cerca de nosotros porque no aportan nada positivo a nuestra relación. He sabido de personas que han cometido pecados sexuales, debido a malos consejos que han recibido por parte de sus “amigos”. Si leyeron bien, notaron que puse la palabra amigos entre comillas (“”), porque ningún amigo verdadero les aconsejara que cometan tal atrocidad. Manténganse lejos de todo el que atente en contra de la salud de su relación de noviazgo. Solamente rodéense de gente que los ayude a llevar un noviazgo que exalte y honre a Dios.
5. Prepárense para el matrimonio, no para la boda.
La boda es simplemente una fiesta en la cual celebramos nuestra unión con la persona que amamos; el matrimonio, en cambio, es un compromiso que asumimos para toda la vida. Sí, eso fue lo que dije… para toda la vida. Desafortunadamente, la gente se prepara para la boda, gasta una fortuna en la preparación de ésta, pero no se prepara para lo que realmente importa: el matrimonio. Mi humilde consejo es que si están pensando en casarse, deben buscar consejería prematrimonial, lean libros acerca del matrimonio, documéntense, porque el matrimonio es hermoso, no obstante, no siempre es fácil.
Con cariño,
Emmanuel Paniagua
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